Nymphaea alba L.
NymphaeaceaeEl nombre botánico procede del griego ninpha, especie de divinidades acuáticas, por vivir la planta en el agua como estos seres mitológicos. A su vez el nombre castellano deriva del árabe nilufar, que proviene del persa y significa “loto azulado”. Al igual que el loto, el nenúfar crece pues en estanques y aguas de curso lento y poca profundidad y fue utilizado en al-Andalus para elaborar aceites hidratantes y como planta ornamental en las albercas. El andalusí Avempace, en el siglo XII, escribió un Tratado del nenúfar recogiendo las peculiaridades de esta planta acuática: las flores se abren de 1 a 5 veces en días sucesivos, el primer día se abre una hora más tarde y se cierra una hora antes que los restantes días. La flor que se abre por última vez se hunde en el agua. La jardinería de connotaciones románticas de la escuela francesa retomaría el nenúfar como decoración en los estanques, en recuerdo y homenaje a culturas exóticas como la andalusí. La presencia de jardineros franceses en Sevilla va unida a la de los duques de Montpensier en la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX. Así, en el jardín de San Telmo de los duques, el francés Lecolant diseñó una alberca de plantas acuáticas, el llamado Estanque de los Lotos. Cuando estos jardines dan lugar al Parque de María Luisa, el también francés Forestier ordena una serie de estanques decorados con azulejos, retomando un elemento sevillano, de herencia musulmana. Algunos se cubrirían de plantas acuáticas como los nenúfares. Forestier era amigo del pintor Claude Monet, admirador de los impresionistas y del jardín que el pintor poseía en Giverny, el cual tenía un estanque de ninfeas que Monet pintó una y otra vez. Forestier se inspira en el impresionismo para crear un jardín donde los nenúfares son como pinceladas de múltiples colores, sin ligar, flotando entre el agua.